El vocabulario checo tiene en su mayoría raíces eslavas, bálticas y otras indoeuropeas. La mayoría de los extranjerismos del checo provienen del alemán, el griego y en latín. En épocas recientes, se adoptaron extranjerismos de una mayor variedad de lenguas, sobre todo del inglés y el francés. El inglés y otras lenguas han adoptado como extranjerismos algunas palabras checas, por ejemplo, robot y polka.
Los sustantivos, verbos y adjetivos checos se declinan mediante procesos fonológicos que modifican sus significados y sus funciones gramaticales. En checo, la entonación es en particular compleja y generalizada y declina las palabras según muchas categorías, por ejemplo, caso, género y número de sustantivos y tiempo, aspecto, modo y persona y género y número del sujeto gramatical de los verbos. Para formar oraciones negativas, tan solo suele agregarse el prefijo ne- al verbo.
El checo tiene una de las ortografías más fonéticas y regulares de todas las lenguas europeas: sus 31 grafemas representan 30 sonidos y contiene solo un dígrafo ch, que sigue a la h en el alfabeto. El hacek (ˇ) se usa con ciertas letras para formar nuevos caracteres: š, ž y č, así como ň, ě, ř, ť y ď, que son poco comunes fuera del checo. A diferencia de la mayoría de las lenguas europeas, el checo hace una distinción entre las longitudes de las vocales: las vocales largas se indican con un acento agudo, mientras que en las cortas no se usa acento. Otro rasgo poco común es que, en las frases de sustantivos propios con más de una palabra, solo se usa mayúscula en la primera palabra, por ejemplo Pražský hrad (Castillo de Praga). Esa regla no se usa con nombres personales o geográficos.