Control de calidad: la traducción se revisa internamente antes de entregársela. Este proceso consiste en: verificar que se hayan seguido las instrucciones al pie de la letra, verificar que no haya inconsistencias, verificar las cifras, el diseño y el formato, controlar la ortografía y la gramática, verificar los saltos de línea y las mayúsculas.
Corrección: un segundo lingüista corrige solo el texto meta. El objetivo de la corrección es corregir la ortografía, la gramática, la tipografía (uso de mayúsculas, puntuación y errores tipográficos), el estilo y la sintaxis (estructura de las frases).
Revisión bilingüe: un segundo lingüista experto compara minuciosamente el texto meta con el texto fuente y realiza las modificaciones necesarias; se asegura de que la traducción sea correcta (detecta errores, omisiones, etc.) y se haya usado correctamente la terminología predefinida.