En términos de lenguas, el polaco se deriva del grupo de lenguas eslavas occidentales que, con el tiempo, se dividieron en tres grupos dialécticos: checoslovaco, sorabo y lequiano. Las tribus lequianas que se formaron en el siglo IX tuvieron un impacto importante en la formación de la lengua polaca. Pero es recién en el siglo XII donde puede encontrarse el origen de una historia definitiva de la lengua polaca, porque esa fue la época en la que surgieron sus primeras fuentes. El periodo de lectoescritura de la lengua polaca se divide en tres: polaco antiguo, polaco medio y polaco moderno. El periodo del polaco antiguo comenzó en el siglo XII, cuando el Papa Inocencio II le envió su bula al arzobispo Jacobo. Si bien estaba escrita en latín, la bula papal contiene muchos nombres locales y de personas en polaco. También aparecen palabras polacas en hitos literarios tales como Dagome Iudex, Las crónicas de Thietmar (Kronika Thietmara) y El libro de Henryk (Księga henrykowska). Los primeros textos conocidos redactados por completo en polaco aparecieron a finales del siglo XIV y principios del XV. Los más populares son Bogurodzica (himno a la bendita Virgen María, madre de Dios), los sermones de Swietokrzyskie (Kazania świętokrzyskie), los salmos florianos (Psałterz floriański) y la Biblia de la Reina Sofía (Biblia królowej Zofii).
El periodo del polaco medio comenzó en el siglo XVI y duró hasta mitad del siglo XVIII. Durante dicho periodo, se produjeron cambios importantes en el vocabulario y la gramática de la lengua polaca. Ese fue el período en el cual se crearon las primeras imprentas y se publicaron obras relacionadas con gramática, ortografía y vocabulario. Fue durante este período que los gigantes de la época, los poetas Mikolaj Rej y Jan Kochanowski, crearon sus obras.
El periodo del polaco moderno comenzó en la segunda mitad del siglo XVIII y conllevó otros cambios notables. Los fenómenos más importantes de este período fueron la formación de una lengua polaca nacional, la unificación de la gramática y la ortografía, la escolarización obligatoria, y numerosas publicaciones y periódicos lingüísticos. El período del polaco moderno sigue hoy en día con la lengua sometida a constantes transformaciones.